domingo, 19 de noviembre de 2017

Tras la tinta: La noche del Destino

La noche del Destino... estamos ante uno de mis escritos favoritos de toda mi vida. Publicado como especial navideño de 2016, podría decir miles de cosas pues fácilmente es la entrada que más carga sentimental contiene en su trasfondo, en esa trastienda oculta a la vista y que, para poder descubrir, se debe leer más allá de lo que se narra. Lo que vais a leer a continuación es nada más y nada menos, que el mayor sueño de mi vida.

Esta entrada narra una historia dentro de otra historia. Un padre, a punto de dar las buenas noches a su hija que mientras la arropa en la cama le recita un cuento. Un cuento en el que un hombre sin nada, que lo había perdido todo, sin ilusiones, sin esperanza, desolado por no ver ni a cercano ni lejano plazo una salida a sus problemas que caminaba en soledad por las calles de una ciudad oscura e invernal adornada con luces de navidad. Camina solo al borde del abismo, sumido en una profunda tristeza y sin nadie que le acompañe en su deambular, hasta que se cruza con una persona de apariencia envejecida bajo una túnica roja y dorada: El Destino.

El hombre tiene una conversación con el Destino y este le ofrece un reloj que no marca la hora, sino que solo se pondrá en marcha si es sostenido en las manos de alguien que sea feliz. Le dice además que si sigue sus instrucciones, el reloj se moverá, encontrando así esa felicidad tan esquiva que nunca encontró. Pero el Destino no le obliga a tomar la decisión de hacerle caso; tan solo le propone qué hacer y dónde ir, dejando en sus manos la decisión de hacerle caso o no.

Los primeros esbozos de esta entrada hacía tiempo que los tenía escritos. Los complementé documentándome sobre diferentes mitos populares sobre el Destino y su encarnación como persona, y la representé como mi imaginación me dictaba. Descubrí que el Destino humanizado tenía infinidad de nombres, pero hubo uno que me llamó la atención: Fátum. Un nombre con mucha personalidad que puede verse como la raíz de ciertas palabras en otros idiomas. Por ejemplo, Fate, o lo que es lo mismo, destino en inglés.

La historia termina con el hombre aceptando la misión de Fátum, y haciéndole caso, se presentó en el lugar y fecha indicados por el Destino. Una vez allí, le dijo que mirase junto a él, que esa persona que tanto tiempo llevaba esperando, haría lo mismo.

Con esto quise expresar que el Destino puede existir, pero no decide por ti. Fátum puede susurrarte lo que deberías hacer pero la decisión de hacerle caso depende de uno mismo a la hora de la verdad. Una mezcla perfecta en la que creo que, si le haces caso al Destino, podrías encontrarte con lo que tanto ansías encontrar, y llamar a ese momento ''casualidad''.

Porque destino y casualidad no son opuestos, sino que se complementan entre sí.

Por otra parte, finalizando la historia del padre y su hija, la niña acaba preguntándole cómo sabe él si esa historia fue cierta, a lo que el padre le responde que en algún momento, alguien las vivió para poder contarlas.

Mi intención con esto quizás pasó desapercibida en su día, pero, ¿a qué me refería con esas últimas frases? Claramente el padre estaba confesando a su hija que aquello le ocurrió a él, y la persona que encontró donde Fátum le dijo que fuese, era su madre.

Vuelvo a repetir algo; este relato está basado en mi mayor anhelo: Formar una familia. Tener alguien esperándome al otro lado de la puerta en nochebuena. Alguien a quien querer. Alguien a quien arropar por las noches. Alguien que, finalmente, me demuestre que existe.

PD: La música que acompaña a esta entrada, marca el ritmo de la canción con un tic-tac de un reloj, aludiendo al paso del tiempo, al reloj de aquel hombre que espero llegar a ser, y a la esperanza de poder hallar en un futuro a quien llegará a hacerme feliz.


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La noche del Destino

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